Durante los días 04 al 24 de enero del 2016 se desarrolló el Retiro de Preparación a la Profesión Perpetua de los Hermanos de la Región Latinoamericana y del Caribe en la casa de las Religiosas Carmelitas Misioneras de Santa Teresa, “Karmeljuyul”, ubicada en el departamento de Sololá, en la cuenca del lago Atlitán, rodeada por los Volcanes Atlitan, Tolimán y San Pedro.
Veinte días de convivencia comunitaria con los Hermanos Roberto Medina Luna, Pedro Orbezua y Manuel Marín, junto a ellos, los Hermanos que se preparan para la profesión perpetua venidos de los Distritos de Antillas México Sur, Argentina - Paraguay, Bogotá, Bolivia - Perú, México Norte y Norandino.
En este tiempo se compartieron reflexiones a partir de la identidad narrativa en sus tres etapas, con la finalidad de ayudar a los Hermanos en la profundización, interiorización y descripción de su propia narrativa e ir dando respuestas a las llamadas que nos hace la Iglesia, el Instituto y los Distritos para vivir con alegría y radicalidad nuestro ser Hermanos hoy.
Acompañados por la experiencia y el testimonio de los Hermanos, la comunidad se fue construyendo con la amistad y fraternidad, la generosa disposición para cumplir las tareas asignadas y la alegría del compartir el día a día.
La Eucaristía al inicio de la mañana, la iluminación del día para trabajar los temas personales, el tiempo de silencio, la entrevista personal, el diálogo comunitario sirvieron para acompañar el itinerario personal de los Hermanos; los momentos de solaz, descanso, la Oración de la tarde y la recreación comunitaria completaban la jornada.
Sin dejar de poner la mirada en Jesús y en la realidad, se dedicaron tiempos propicios para conocer los lugares y la gente de los pueblos aledaños. Así que conocimos Santiago de la Laguna, Panajachel, San Pedro y lo más significativo de la experiencia fue la visita a las comunidades y obras de los Hermanos de Guatemala: El Instituto La Salle de Santa María de la Visitación y la Escuela San Juan Bautista de La Salle de San Juan de La Laguna. Aprendimos que somos Hermanos para el mundo, para la Iglesia y para los pobres.
Veinte días donde la fe, la fraternidad y el servicio animaron la vida de cada Hermano para hacer de esta experiencia única, por ello nos quedó como icono comunitario el INDIVISA MANENT.